La luna busca esta noche mis anuencias
Se
acerca con la impaciencia más plena de su asombro
Con su resuello
cristalino toca, por un momento, las mareas estáticas de mi piel
Su
satinada presencia seduce los contornos de mis
labios, la nocturna quietud de mis pupilas
Se amolda a las notas de
mis ansias y danza, cercana y melancólica, extendiendo sus brazos a mi
cuerpo
Se apropia de mis deseos con la caricia más liviana en el terso
recorrido de sus rayos
Se abraza a mis desvelos
Besa mi cuello con la
añorada pasión de un nardo en llamas
Se despoja de su vestido negro y
viene hacia mí, tierna y floreciente, aclarada por la música de las miradas
La luna se hace gemido en las ondas de la luz
Es su efigie la
sombra de mi anhelo
Una sensación de húmedas texturas
Una brizna de
alburas y de orquídeas
Posa el displiscente claror de su epidermis
sobre los yermos litorales de mi pecho
De mi vientre... vaivenes de
pleamar sobre mi sexo